Más de caminos

Si sois más de caminos que de metas, viajar en coche. No hace falta tener una Wolskwagen caravelle e ir de hippie. No hace falta idealizar, es difícil pero cuando dejas de hacerlo, vives en paz, aceptando lo que pasa...y lo que no. La alta velocidad nos ahorra tiempo que no deberíamos ahorrar. Tener los pies en el suelo te permite tener el resto del cuerpo donde quieras. Y entonces empiezas a escuchar canciones que nunca hubieras escuchado, 10 horas de carretera no se hacen con un casete de Ana Belén y Víctor Manuel. Empiezas a ver que la tierra es más de verde y azúl que del gris que nos han querido vender en la pequeña ciudad donde nos ha tocado nacer y crecer y consumir. Y empiezas a sentir algo parecido a libertad, será el no saber dónde dormirás mañana, el no tener billetes que perder, ni que cambiar. Y empiezas a entender que nunca entenderás. El tiempo y el espacio son una putada. Algunos tanto y otros tan poco. A veces tanto y otras tan poco. Yo quiero tiempo para seguir buscando espacios que me ayuden a seguir no entendiendo por qué me emociono cuando paso con el Polo escuchando lo que otros sienten. Tener los pies en el suelo y que el camino nos muestre por momentos que ya hemos llegado a nuestra meta, que no es otra que la de saber que no queremos. Sin metas pero con paradas. Para descansar, para respirar, para recordar y para poder volver a caminar. Quince días nos deja la sociedad, pues quince días confirmando lo que ya otros dicen: nada está tan lejos, y si nos miramos a los ojos todos tenemos miedo, hambre, sed y ganas de ser aceptados. Vayas dónde vayas. El resto, intenta no creerlo.

Pues seguimos. 

Com no sé posar fotosnoves  amb el mbl al blog, recupero aquesta. Viatge amb cotxe a Berlín. Migidada per alguna gasolinera. Som el que estimem. I som bucle. I no som més del que ens han ensenyat i hem estimat. Així que cuidado. Som reflexes. He tingut sort. I sort que ho valoro.