Violes i flors

Me encanta cantar. Quién lo diría. Soy la típica que se ha creído eso de que “sin música no podría vivir”. Me lo he creído y de verdad que lo pienso, de verdad de la buena.
Es un poco rarete. Los que me conocéis de toda la vida sabéis que una de las diez mil actividades extraescolares que hice en mi infancia fue la música: canto, solfeo y piano. Las tres. A la vez. En una tarde. Oleai. Molt bé papas. Y los que me conocíais por esa época (la época fue larga eh, desde los 6 años hasta los..13,14?), sabéis también que lo odiaba. Era la tarde más traumática de toda la semana (excepto el año que nuestros queridos padres nos apuntaron a la Clara y a mi a bailes de salón. Yo era el hombre. Eso sí que fue duro, pero duro, duro eh. Aún recuerdo los minutos previos de salir de casa. En el sofá. Las lagrimillas apunto de salir de los ojitos de una pobre niña inocente de 10 años que tenia que ir al gimnasio de la escuela un viernes a las 20:00 de la noche para hacer de chico en un cha-cha-cha. Es que lo pienso. Y no puedo. No puedo porque todo lo positivo que he dicho de mis padres hasta ahora se tambalea cuando pienso en cha-cha-cha. Es broma. Bueno, un poco no (entre broma y broma…jeje). Aviso para futuros padres: Si no quieren hacer bailes de salón…mejor. Dejarlos. De verdad.).
Y ya no sé por dónde iba. Ah sí, la música. La tarde de música que era durilla. Solo la salvaba que venían els avis a buscarnos al cole con un bocata de 20 centímetros de fuet,  un zumo de naranja y un paquetorro de filipinos para cada uno. Pero ya está. Cuando pasaban los 30 minutos entre las 17:00 y las 17:30 y nos despedíamos con un besito..Ai snif, casi que también se me saltaba la lagrimita. No sé que es lo que menos me gustaba o el piano, o el solfeo o el canto. Las tres por igual. Los que compartieron conmigo esa experiencia pudieron ver el inicio de creación de una Maria un poco prepotentilla, rebeldilla, tocacojonera. Sí, hay que aceptarse y reconocerse. Porque yo era pequeña, pero yo ya tenia muy claro que eso no era para mi. Que me hacían cantar delante de 80 personas, a pelo: La Maria tocava la bateria, tocava i tocava, tocava la bateria!! Y toda la clase: Apa, Maria toca el dos, y yo: Flors i violes, flores i violes y la clase: Apa, Maria toca el dos, y yo: Violes i flors. Y claro, como por ese entonces yo aún era muy chulilla pues decidí que sí. Que mis padres querían que aprendiera todo eso. Pero yo no. Así que me quedé durante todo un año sentada al lado del piano como si fuera retra mientras el resto de los niños (más normalitos) seguían con sus cancioncillas educativas y profundas. Hasta que claro, todo cae por su peso, vieron que yo y la música aprendida así, para gente con capacidad, culta, con inquietudes que yo aun estoy buscando, nunca congeniaríamos. Y cortamos. Y las tardes de los jueves volvieron a molar.
Por eso digo que es rarete que diga, y me crea que yo sin música no podría vivir. Pero es la verdad. No entiendo nada de música clásica después de 8 años de solfeo. No paso del Gegant del pi i la Bruixa Teresina después de 9 años de piano. Pero cantar, aunque lo haga fatal, arrítmica total, sin ningún tipo de gracia, con todo tipo de gallos, me encanta. Lo hago poco porque a ver…¿Dónde leñes lo hago? Pero me parece una actividad increíble para liberar emociones, para desconectar pero también para conectar. Sentirse parte de un colectivo. Cantar con los que no saben cantar. Qué putada que esta sociedad (de momento y en la mayoría de casos) solo acepte que canten los que saben cantar bien. Aceptar en plan que te miren mal eh. Es decir, que si me pongo a cantar en cualquier lado, soy consciente de que las miradas serian de pobrecilla, que se calle. Pero joe. Y si me gusta aunque lo haga mal. A cantar a tu casa y cuando no haya nadie. Por eso creo que una de las experiencias que más me gustan del mundo mundial son los conciertos. Y habré ido a pocos (soy pobre). Pero la emoción post concierto si la sientes una sola vez ya basta. La noche. El grupo. Y sobretodo, la canción. Y sentir que después de eso ya te puedes morir. O seré yo que soy muy friki. Que cantar: En vez de mirar pal cielo me puse a medir el suelo que me tocaba de andar, y nunca seguí el rebaño, PORQUE NI EL PASTOR NI EL AMO ERAN GENTE DE FIAR!!!!!!!!!!!! como aquel que calla, otorga, y aunque la ignorancia es sorda, pude levantar la voz, MÁS FUERTE QUE LOS LADRIDOS DE LOS PERROS CONSENTIDOS Y QUE LA VOZ DEL PASTOOOOOOOOOOOOOOOOOR!!!!!!!  Gritando como locos, en uno de tus primeros concierto de verdad, con tu hermano mayor, con uno de los grupos que te ha ayudado a ser quién eres. Que el cantante casi cante peor que tú. Pero que más da si canta poesía.

Tete t’estimo. Encara que no compartim moltes idees, encara que per molta gent no seràs el millor exemple a seguir, puc dir que has estat el profe de música més important de la meva vida. Que és algo seriòs. SEMPRE MAREA. 

18 de Desembre del 2011, Badalona.

Comentarios

  1. El que conta és la intenció i se que ho saps (o sabeu) per això la meva (nostra) vida continua sent amb música de festa, malgrat l'ambient poc festiu que sabem que hi ha a molts llocs i ens genera malestar.
    Per això i per moltes altres coses GRITAAAAAAAAAAA!!!!!!!!! (t'has plantejat anar a gospel??? diuen que no cal saber-ne... ;-) )
    Sigui com sigui les coses que ens passen en fan ser com som, i també sigui com sigui "ens... hem.... sortim!!!!"

    ResponderEliminar

Publicar un comentario