A mi no me pasan
desgracias. Toco madera. O no. Porqué yo no puedo derrumbarme. No puedo porqué
no me pasa nada. Porqué mi vida es sencilla, fácil y cómoda. Y sí. “Quina sort
que tenim”. Y no. Los domingos no soy yo. O realmente soy yo. Los domingos no me
encuentro. Ni a mi ni a nadie. Ni a nada. Los domingos me dormiría entre las
palomitas y no despertaría. Nunca más. Y pienso que me daría igual. Y siento mi
parte más egoísta. Porqué yo quiero derrumbarme a veces. Quiero poder no poder
más. Sin más. Sin razones. O sin razones de peso. Por ser yo. Porqué me da la
gana. Porqué lo necesito. Porqué a veces aunque no te pase nada también quieres
apoyo. Pero no apoyo de: te estoy apoyando pero no te quejes tanto que no te
puedes quejar. Apoyo de verdad. De te entiendo, no te pasa nada y te pasa todo,
y te entiendo. Como a todos. Que mañana será otro lunes, normal. Normal…Que a
mi me importa tres pimientos la investidura de Puigdemont, y las clases del
máster y el calentamiento global. A la mierda los asuntos importantes.
¿Importantes?.
Cómo hacen algunos para
no ser nunca víctimas y siempre afortunados. Si yo lo sé. Lo sé…Valorar, los
lados positivos y con constancia todo llega. O no. Los lunes, igual que los
domingos, siempre (me) cuestan…
En realitat, com tu dius, tot depèn de com es miri, amb la teva vida es podria fer una novel·la (i amb la meva), amb tot, el món giraria igual de igual...
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