Sentire o ser. Ser o sentirse. Aix.

Hace un par de días vi La chica danesa y me gustó. Y como siempre me hizo pensar. Pensar en la identidad más que en otra cosa. En conceptos como ser o sentirse mujer y/o hombre. En lo evidente que es todo esto pero que como para variar, no en mi cabeza. Voy a explicar un poco la evolución de mi pensamiento sobre conceptos como la transexualidad, la homosexualidad y al fin de cuentas, sobre el amor. Pa quedarme agusto.

Quienes me conocéis sabéis que yo apuntaba maneras para que tarde o temprano acabara siendo “lesbiana”. Yo en alguna época también lo podía llegar a pensar. No porqué me hubiera gustado nunca ninguna mujer. Sino porqué aún pensaba que me tenían que gustar o los hombres o las mujeres. Y al verme yo tan poco femenina, tan poco identificada con muchas de las chicas con las que me relacionaba, al no atraer nada al lado masculino, al no tener tampoco necesidades de querer atraer…estaba yo un poco a la espera de cómo evolucionaba. Y todo esto sin grandes traumas. Gracias a algo (porque como siempre, a Dios no) tengo una madre que es la mejor, y en un arrebato de lucidez pedagógica, nos soltó a mi hermana y a mí cuando teníamos unos quince años y yo aún no había soltado por mi tímida boca nada sobre chicos, ni chicas, ni amores ni nada (en realidad sólo era a mí, estoy segura, pero para no apuntarme directamente nos lo dijo a las dos): “Clara, Maria, si us agradessin les noies, els papas estarien encantats eh! És més, ens faria il·lusió!!!”. No sé si lo dijo de verdad o no. Si a la hora de la verdad se hubiera rajado o no. Pero que importante era que la hubiera dicho. De verdad o de mentira. No importaba. Yo me puse roja como un tomate, claro. No porqué me gustara ninguna chica, sino porque había entendido que podía dar esa impresión y que si lo pensaba mi madre, lo podía pensar cualquiera. Y yo misma. Pero la realidad más realidad, la que yo creo recordar, es que siempre me gustaron chicos. Tampoco me súper gustaron de eso de morir de amor, pero si tenia que pensar en algo, era en chicos. Y me imaginaba con chicos. Pero ahora no sé si condicionada o no.
Porqué hubo un día que entendí la barbaridad de pensar que nos tenemos que enamorar de un sexo. Hubo un día que entendí de verdad ese tópico que decían algunos de todos somos bisexuales. No, no somos bisexuales, porque las etiquetas no deberían existir. Todos somos personas. Y yo hubo un día que entendí la barbaridad que supone pensar o creer que nos enamoramos de unos genitales: cuando por fin tuve pareja. Chico. Pero chico por casualidad. Lo primero que pensé fue: Buf, que bien, no soy “lesbiana”. Soy una más “normal” de esta sociedad. Pero al poco pensé: Pero que hablas, si hubiera sido chica, también saldrías con él. Y lo sigo pensando. Y este pensamiento se me ha ido evolucionado hasta pensar de verdad que qué absurdo aún pensar (siempre desde mi punto de vista), que nos tienen que gustar dos tetas o cuatro abdominales. Un pene o una vagina. Yo, es que cuando lo pienso no puedo evitar reírme. Viva el cariño, las acciones y las ideas. Que sí, que la gente dice que es genético o lo que sea. Que va por gustos. Pero y los que nos condicionan esos gustos qué.


Y todo esto para llegar a la conclusión de que los transexuales, tampoco son transexuales. Simplemente personas. Que no porque tengan cualquier aparato reproductor sean mujer o hombre. Que la ropa, los gestos o lo que sea se generalicen. O no. Pero que no piensen en operaciones, no? Que una vagina no te hace mujer. Almenos en mi humilde e ignorante opinión. Que yo no pienso en mi vagina para saber que soy mujer. Pero bueno, la realidad es que muy mujer tampoco soy. Soy…rarita. Pero soy. A veces. Ay que lio. Da igual. Soy Maria y feliz. Y quien me entienda que me aguante y quien no. Pues no. Com sempre.

Comentarios

  1. No se... Si entenem la cultura com allò que ens ajuda a donar sentit al món que ens envolta (pel bo i pel dolent, crec que és impossible no ser tendenciós alhora de donar sentit a les coses) tot plegat és artificial. Aquí es veu d'una manera, allà d'una altra... Fins i tot aquí, jo ho veig d'una manera i aquell d'una altra.
    En el tema afectiu sexual nosaltres, els humans, som rarets (com nosaltres tata) i els referents contextuals no ens ajuden, per tant tot ho hem de deixar en mans del que es pot anomenar "cultura" o enfoc, o tradició, o hàbit, o ...
    El problema és quan alguns es pensen (pensem) que tenen (tenim) raó i volen imposar-la, es senten autoritzats i legitimats per imposar la seva raó.
    Que ens agafin confessats.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario