La manita

Recuerdo que el tete y yo aún no llevábamos ni dos años (poco nos quedaba por eso), y desde hacía 9 meses cada día en un momento u otro hablábamos de ti. Al principio se veía tan lejos…y poco después: Que queda na tio, que cualquier día eres tío!!; y tu tía; ya, ya pero tú más! Cuántas veces tuvimos esta conversa madre mía. Y flipando de que te pudiéramos tocar, besar y…ver. Verte de verdad y no imaginarte. Cinco añazos han pasado del único día en toda la carrera que me sentí la tía más importante de la uni y hice la campana más justificada de la historia.  La primera vez que cogía un ferrocarril (tengo que reconocer que me quede anonada del lujo de los ferrocatas, por mucho que sea lo menos importante de ese día no se me va el recuerdo…), la primera vez que esperaba en la sala de un hospital un parto y la primera vez que naciste. Sí. Esa fue la primera vez que naciste Marc. Y la más importante claro. Ahora haces lo que tienes que hacer: jugar, correr, pedir, reír, aprender y crecer. Nos regalas abrazaos, cara de niño bueno y te quiero tata. Disfrutaremos de ti y de tu primera manita. Y seguiremos imaginándote haciendo la segunda, los pies y todo el cuerpo. Intentaremos que pase lo que pase no se te olviden los te quiero iaio, mama, papa, iaia, tete en algún cajón de la cabecita como nos pasa a la mayoría cuando nos vamos haciendo mayores.

Cuando leas esto quizás ya habrás entendido que en realidad el día 7 de abril no es tu día. En realidad es el de los papas, el de los iaios, el de los tetes. Que quizás lo fue ahora, dónde un lego te alegra el día, la semana y el mes. Quizás cuando leas esto ya habrás entendido que en la vida se nacen muchos días y esos días te hará más ilusión celebrarlos. Y que los regalos más importantes no duran un día, una semana o un mes. O sí. Pero lo que sentiste por ello(s)…no. 

Els Franco i Arroyo units per sempre per la Pepa Pig, el rosa, les galeltes...i el voler somriure.