Después de todo el día sin vernos preferíamos dejar un coche en el
Barnasud y volver juntos. Cuando entrábamos a la C-32 a la 1:05 de la
madrugada, siempre la misma conversa:
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¿Qué tal hoy?
-
Bien, como siempre.
-
¿Mucha gente?
-
Que va, aburridísimo. (Esto depende
del día, supongamos que era martes).
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Muy bien.
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Los abuelos de siempre que son monísimos; la iaia es la bomba, de
mayor quiero ser como ella, es que lleva a los dos abueletes a raya, es la ama.
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Jajaj que graciosa.
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Bueno, ¿y tú qué? ¿Qué tal tus brothers?
-
Bien también, como siempre. El Gerard cada día más mono, es que es pa
comérselo eh Maria, de verdad.
-
Qué guay, que suerte. Sí, sí, es que ya se le ve que es monísimo.
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Sí, sí, una pasada.
-
Sí, si es que siempre que lo veo me entran ganas de tener un hijito,
pero no un hijito, un bebito como el Gerard.
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Jajaja que tía, ¿Pero ya?
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Sí, sí, ya, ya!!
-
Anda calla loca.
Y ya llegando a la ronda
litoral:
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Qué palo mañana…
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Pues sí…todo pasa pixi.
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Sí, sí, menos mal que nos tenemos.
-
Pues sí…
Y por fin, Zona Franca,
casita y camita.
Em vaig prometre no escriure’t mai el
dia 28. S’apropa i ja em costa dormir. Quina tonteria si tots els dies són
teus. Però així som: tontos. Algun dia ho serem menys, ja ho vueràs. Quan els matins siguin
sempre de sol, les tardes sempre siguin amb ells i les nits mai siguin tornant
per la C-32.
T’estimo.
T'ha sortit una poesia preciosa, melancòlica i preciosa...
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