Cualquier mes, semana o día.

Hoy voy a escribir sobre algo muy clasicorro, pero que por desgracia o por gracia muchas personas viven (vivimos) condicionadas en demasiadas ocasiones y no deberíamos. Algo sobre lo que hace unos años decidí tomármelo enserio y hasta ahora.

No sé cuantas veces habré contado que yo hasta que empecé a trabajar en el McDonals era una chica así normalita. Nunca fui delgada, nunca de los jamases. Pero tampoco nunca me consideré gorda, más bien, gordita. Graciosa. Hacía mucho deporte, el básquet por aquel entonces era mi vida y se notaba: corría más de lo que corrí en la maratón (creo). Hasta que mi madre empezó a decirme cada vez que me acercaba a la despensa: Maria…Y yo pensaba: ¿¿será posible la tía?? ¿¿¿¿Me estará diciendo gorda???? Y le contestaba: anda ya, vete por ahí.. Hasta que un día fuimos a una revisión médica y aprovechando la oportunidad, mi madre que es muy espabilada le dijo a la doctora: Vamos a pesar a la niña, a ver qué tal. Y PUM: 80 kilos (78, pa ser exactos). Entonces sí que pensé: pues será verdad que habré cogido unos quilitos…(mi peso solía estar entre 64-68). La doctora me dijo: hombre sí, en tu peso, peso, no estás y me dio una dieta. Y durante menos de un año la cumplí a rajatabla. Empecé a tomarme enserio esto de estar en forma y empecé a correr. Y en dos años. DOS AÑOS. Ni dos semanas, ni cinco mesos…en dos años llegué a estar en 59 kilos. 20 kilos menos. Ole yo.

Pero qué pasa con esto. Vamos hablar claro. Quien haya sufrido una perdida de peso tan grande ha de aceptar que en algún momento u otro tiene miedo. Miedo porque ha sido un esfuerzo. Miedo porque a veces la gente te dice cosas. Y a veces logran que te las creas. Pero tu has de estar seguro de ti mismo. Si eres sincero contigo mismo y sabes que en algún momento u otro te has obsesionado: es verdad. En mi caso, pasar de ser graciosa a pesar 60 kilos me ha ayudado a estar segura de mi misma en muchas ocasiones. Ha sido así y me odio por ello. Porque sí, porque vivimos en una sociedad de mierda que a veces te hace creer mejor por tener piernas largas. Somos gilipollas y siempre lo seremos. Pero hemos de reconocernos y aceptarnos. Yo me he sentido mejor conmigo misma cuando veía que podía ser lo que quería ser. Pero he sido igual de feliz con mis 78 kilos. IGUAL. Por eso tampoco me preocupa demasiado volver. Pero como somos gilipollas me veo mejor con 60, qué le vamos hacer. Ojalá hubiera nacido en el Renacimiento.

Ahora que hago de profe novata, eso de tener fuerza de voluntad para renunciar a ciertas cosas se lo dejo para quien pueda. Mis piernas han notado los quilitos de más que les estoy regalando. Cuando averigüe como dominar a 99 adolescente ya me volveré a preocupar de mis curvas bellas. Me gusta la vida y sus etapas. Me gusta porque te hace crecer y conocerte sin querer. Como las prioridades cambian, como te puede llegar a dar igual tantas cosas. Como cada años, cada mes, cada semana, cada día…es diferente.

Resumiendo todo este rollazo: Si hay una etapa de tu vida que te da por estar en forma, adelante. Si te da por comer McDonals y BurgerKing, adelante. Si te da por ser vegana, adelante. Porque igual que te da, tú mismo te desdas y no pasa nada, con algo nos hemos de entretener. Que nada es tan grave y nada tan desgrave. Que todo se habla y nada es importante. Lo importante es aceptarlo y disfrutarlo, que morir…morir podemos morir de tantas maneras…y cualquier mes, cualquier semana y cualquier día.