árboles, animales y manos

Iba a escribir como siempre las vueltas que da la vida. Qué puta es a veces y otras veces…pues no. Pero la mayoría de veces no es la vida, es la puñetera cabeza. La mía particularmente no es que de vueltas, es que es peor que un laberinto convertido en atracción de feria. Y no para. Me sorprende mi capacidad de estar horas y horas sentada y mi incapacidad de dejar tranquila la cabeza. Ojalá fuese al revés. Intento aprovechar esos días que va más lenta, que no sé que especie de lo que sea que dicen los expertos que el cerebro expulsa o crea o pasa, y te hacer estar bien, feliz, tranquilo. Tranquila. Intento que las vueltas se dirijan algún sitio tranquilo. Al corazón no, qué también tiene lo suyo. A los pies, por ejemplo, y moverme; a los ojos, y sonreír más con ellos que con los dientes; y a las manos, para seguir cogiendo y liberando. La vida no da tantas vueltas, las damos nosotros. Demasiada responsabilidad para quién hemos crecido pidiendo y recibiendo sin muchos límites. Así estamos, atontaos y creyendo aún en culpas. Como nuestros padres en su día, y los padres de nuestros padres y los padres de los padres de nuestros padres. La vida no tiene la culpa siempre. Lástima que cuando la tiene cueste tanto perdonarla…


Ala,  pues ya he soltao otro rollazo que a nadie le importara un sábado a las 8 de la mañana. Quizás no hace falta, pero así es ella, que no le da la gana de ser un camino recto, mejor busca los que tienen curvas, piedras y charcos, árboles, animales y manos.

Com diuen els Manel: Tenim una oportunitat...a veure que en fem...

Comentarios

  1. I el títol???

    Es bonic de llegir, com sempre (encara que no "pilli" algunes coses :-) )

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  2. Hem de tornar a ser amiguíssimes, Maria. Tan de bo en un punt remot del laberint ens trobem i continuem caminant perdudes les dues, però almenys ho farem acompanyades...!
    ����

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