Maria

Maria, cuando tengas edad para leer, quizás yo sólo sea esa chica chiflada que salió unos años con tu tío y que se llamaba como tú. Quizás esté en la otra punta del mundo y sólo me conozcas por las fotos de Instagram. O quizás no. Quizás siga siendo una chica (mejor mujer) chiflada, pero que sigue viviendo con tu tío y que sigue llamándose como tú. Maria. En cualquier caso, estuve unas horas antes de que salieras al mundo con tus padres, y embobados mirábamos la barrigota de tu madre flipando de que en pocas horas, toda tú, estarías fuera. Y efectivamente, saliste. Tengo que reconocer que tuve que contener lágrimas, no era plan de que descubrieras tan rápido que tenías una tía demasiado sensible. Te enseñarán muchas fotos del día de ayer, podrás ver que eras una cucada, pero por si acaso no es suficiente, yo te explico: tu madre, como siempre, se convirtió en heroína, los ojos la delataban, pero su sonrisa permanente iluminaba toda la habitación, todo el rato. Como sé que vas a ser inteligente, fíjate como lo hace, yo aún estoy intentando aprender de sus sonrisas, y de ella. Tu padre no dejó de vigilarte ni un momento, te acariciaba la cara con ese amor que nadie más sabrá darte, deja que lo haga siempre. Marc abrió los ojos como nunca los había abierto y decía vergonzoso es muy guapa…y muy mona…intentaba tocarte con delicadeza, pero sus seis años le traicionaban, no se lo tengas en cuenta. Los abuelos orgullosos, te miraban, le miraban, nos miraban…pendientes siempre de todos, menos mal de ellos. Tu tío Luis ya tiene dos Marias, siempre vas a ser su favorita. Hoy por la mañana hemos recibido una foto donde te hemos visto sonreír por primera vez, estarías hablando con Gerard. Solo él podía haber dejado la barriguita de la mama perfecta para que naciera algo tan bonito como tú.

Escucharás mil veces una imagen vale más que mil palabras, tienen razón. Pero te ha salido una tía rara, que prefiere mil palabras y una imagen.