Voy a escribir nuestra historia.
Yo de repente y sin saber cómo…estaba allí. La
universidad no me gustaba, la carrera aún no lo sé, y la gente, que por lo
general iba de cultureta, no me interesaba. Tenía mi vida muy estructurada en
Gavà e ir a la Central solo eran 4-6 horas de 24 que tiene un día; si no me
integraba, pues no me integraba…vaja per
Déu no? Pues no. No me integré pero me integraron. Me aceptaron y hasta me
quisieron. Muy pronto y muy rápido. Yo me dejaba querer, los cafés eran más
entretenidos y las campanas colectivas nos hacían sentir menos culpables. Tú
eras de otra carrera, una extraña que compartía pueblo con la más cukipiji del
grupo (Mir, te quiero), el destino era que no íbamos a intercambiar más de dos
palabras por semestre; Ah sí, la Alba que
hace inglesa, vive en Cornellà y es amiga de la Mir. Punto. Pero fue un
punto con muchos seguidos. Recuerdo muchos cafés escuchando vuestras conversas
y yo pensando: madre mía, de dónde han
salidos estas…Maria, concéntrate, parece normal, parece normal, sonríe, bebe
café, sonríe, no te duermas..y si puedes di algo interesante. Recuerdo
vuestra amistad y lo contenta que estaba de veros feliz (de verdad), me
dejabais pasar de vez en cuando y con eso era suficiente. Para vosotros, para
mí, para el Cosmos. La universidad se acababa y yo sabía, creía, pensaba,
imaginaba, me suponía y me alegraba de haber pasado esta época con vosotros.
Con las historias de la Meli, las series del Àlex, el optimismo de la Mir, el
amor de la Eli, la bondad de la Marta, el compromiso de la Vero, la sinceridad
del Cris, la esporádica sencillez de la Andrea, y contigo. Vuestras fotos y
vuestros cigarros siempre iban a estar ahí, en la calle Granados. Yo me volvía
a mi mundo de Barris, palomitas y familia. Pero yo no sabía, ni creía, ni
pensaba, ni me imaginaba, ni me suponía, ni me podía alegrar de lo que pasó
después. Experiencias de la vida hicieron que algo invisible quisiera que hoy,
con 25 años tú, 26 yo, podamos tocar el timbre de nuestras casas…y estemos. Hemos estado mejor, mucho mejor,
muchísimo mejor, pero te digo que nunca me hubiera imaginado mantenerte, ni
siquiera que me conocieras como me has conocido, ayudado como me has ayudado,
cuidado, protegido…Nunca estaré a la altura. Aunque yo no sea nadie, estoy
orgullosa de ti. Del madre mía, de dónde
han salido éstas…a decir que eres MI AMIGA; LA amiga. Te has convertido en
una tía trabajadora, luchadora, sensible y buena. No soy nadie para estar
orgullosa de ti, pero me da la gana de estarlo. Tu empeño en verme feliz; la
sinceridad de tus palabras; las ilusiones de tu vida…tú y tus ganas de
compartir me han hecho estar aquí cuando muchas veces quería estar por ahí. Gracias por no querer soltar
nunca la cuerda de ese algo invisible que nos unió un verano al acabar la uni,
y por empujarla para abajo cuando yo estoy demasiado arriba.
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